viernes, 26 de septiembre de 2008

Wake me UP before you GO GO!

Rica siesta, sueño mmmm buen sueño y me levantan con un susto! Jimeeeeenaaaaa oigo a lo lejos y cuando mi consciente se percata de que no me hablan del mas allá... pego un brinco y lo primero que veo es a mi hermano intentando agarrar mi computadora..
gr grrrrrr GRRAAAARRRRRR!! se levanta el ogro!

Ogro (yo): porqueeee me despiertas!!
Hermano fastidioso: porfavor préstame tu compu
Ogro (yo): para que la quieres $?#=$?¡!,
Hermano fastidioso: esque quiero quemar un disco (disco, me sentí bien en los ochentas), me la prestas hermosa?
- Me volteo a ver al espejo que queda justo enfrente de mi cama (ni soy vanidosa) y al ver aquel reflejo mi rabia de recien levantada fue poco a poco disminuyendo. Ojo papujado, rimel semi corrido, greña alborotada, sábana (800 hilos) marcada en el cachete y todavía me dice HERMOSA????? -
Princesa (yo): bueno, agárrala.


ayy taaan fáciles las mujeres!

Y empieza el fin de semana jóvenes y yo como pingüino en viernes (imagínense un soundtrack emocionante para empezar su fin). Doy un brinco de la cama, escribo mi blog light, preparo los planes macabros de la noche y me dispongo a hacer llamadas para animar a la gente! Yo no se ustedes pero trabajo mucho entre semana, esta semana no porque estuve enferma, pero aún así me lo merezco.

Saludos gente!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Sopa de Caracól UH!!

Con un par de velas encendidas y en la comodidad de mi cama intento acomodar ideas. Como no encuentro un tema central divagaré con detalles de mi fin de semana.

Camino a la playa pude percibir el fascinante paisaje que es un atardecer. La obscura tonalidad de las montañas hacía contraste perfecto con el resplandor de los rojos y naranjas, mismos que poco a poco suavizaban aquel fulgor para transformarse en tranquilos púrpuras y azules. Un solitario lucero en aquel inmenso cielo azul anunciaba con júbilo que la noche estaba por llegar.

La sonrisa en mi rostro delataba mi emoción por acudir al evento al cual nos dirigíamos. Sabía que vería a amigos con los que hace tiempo no convivía y por otro lado me agrada asistir a cualquier tipo de reunión dónde hay personas alegres que comparten buena vibra.

Con cariño saludé y abracé a cuantos amigos pude, bromeé, baile y reí. Para ser sincera mis oídos no se sentían satisfechos con la música, pero aquello paso a segundo plano cuando mis ojos captaron la felicidad en el rostro de mi amigo que se casaba. Aquel escenario fue más significativo.

La mañana siguiente desperté con carcajadas; sucesos de la noche anterior y bromas del momento lograron poner mi ánimo en buena sintonía. El hambre comenzó a hacer de las suyas por lo que automáticamente comenzamos a hacer maleta y en cuestión de minutos nos encontrábamos camino al restaurant. Una hamburguesa, una ensalada y papas fueron el menú ideal para acabar con aquella desesperada sensación que provoca el apetito.

El regreso de cualquier viaje de placer me produce sentimientos encontrados. Por un lado, saber que algo divertido tiene que acabar me hace sentir un poco nostálgica y por otro está la satisfacción de regresar a mi zona de confort, mi hogar, mi cama, mi baño y mi familia. Como se dice comúnmente “de vuelta a la realidad.” No me molesta tanto, me gusta mi realidad.